TRATEMOS de olvidar lo más rápido posible el hecho de que tengo celular. Decir "mi celular nuevo" lleva a concluir que antes tenía celular y que ahora solo me disgusta mi nuevo modelo. Error. Antes no tenía celular y era feliz, ahora sigo siendo feliz pero tengo celular. Lo cual entristece mi vida un 23%, como un IVA, no entristece como contrario de feliz, sino entristece como
dar lástima. Odio los mensajes de texto y lo infinitamente entretenidos que pueden ser, como escribir uno me chupa 5 preciados minutos de mi día o del tiempo que uso para reflexionar en el ómnibus. Odio también que el único juego que tenga mi modelo es un puzzle de esos de ordenar las fichas desordenadas: solo entretenidos en la vida real.
Hablando de vida real: me hace falta una. No es que no tenga amigos ni socialice, lo que normalmente se llama una vida real, sino que me hace falta el aspecto laboral de la situación. Un trabajo/ambiente de estudio en el que aprender cosas nuevas o en todo caso crearlas es lo que te define como un ser productivo. Aprovecho el tiempo libre que tengo para no estudiar para mi exámen, reflexionar sobre el tema del día, grabar televisión nacional y navegar de blog en blog y de fotolog en fotolog hasta encontrar algo que
merezca ser mencionado.
Por ejemplo, hoy fuimos a la feria de Tristán Narvaja con mi amigo
César y
su novia, y jugamos a
El Joven Independiente. Se trata de imaginarse a sí mismo como un adulto joven exitoso en lo que se propone, que ha conseguido alquilar un pequeño espacio intimo para llamar como propio. Para dicho espacio, el pequeño
ciudadano-del-mundo dentro de nosotros se propone conseguir objetos vacíos, sin historia con la que uno pueda indentificarse y que otros ya no quieren. De esta manera se ahorra el tedioso trabajo de tener que crear recuerdos nuevos con cosas nuevas.
Y así fue que recorrimos de arriba a abajo la feria en busca de todos los artículos que nos hacían falta para nuestro apartamentito de tres ambientes (baño, habitación y el resto), averiguando precios de productos como: cocina, lavarropa, calefón, llantas para bicicleta (se ahorra dinero
y se mantiene la figura al mismo tiempo!), adornos, televisión, teléfono, sillas, colchones, juegos de té, vajilla, libros gruesos y polvorientos, tocadiscos, discos de cantantes que muerieron antes de que hubiesemos nacido, etc. A esto se le suma la Polaroid que adquirimos para poder sacar fotos de nuestra intersantísimamente retro vida hogareña, la cual probablmente incluye un gato. Pocas cosas faltaron en esta aventura: plantas (aunque elegimos macetas), los muebles grandes (mesa, cama, estantería para libros viejos,
piano...) y los infaltables empapelados
vintage como el fondo de este blog.
Decidimos que si alguna vez logramos tener un trabajo que remunere lo suficiente como para subsistir independientemente compraremos todo en Tristán Narvaja, mientras que la ropa la compraremos en la feria de Villa Biarritz y los adornos en la feria de las antigüedades (¡ceniceros de la dictadura!).
posted by Unknown @ 1:14 a. m.