martes, junio 20, 2006

xv. Chismógrafo


ES feo cuando una persona describe uno de sus defectos como si fuera una característica más de su ser en la cual no piensa reflexionar. Por ejemplo, hablamos con alguien y hace un comentario muy fuera de lugar sobre otra persona presente en la conversación; "ah sí, yo soy así, directo". Esos bolazos que la gente dice pensando que su verdad es absoluta, y que son muy valientes por hacerlo. Cualquiera.

A mí me pasa que soy insensible a lo que me cuenta la gente. Al tener conversaciones ordenadas como levante - lío amoroso - confesión - otro levante - con quién comí hoy, se me junta todo en una masa de anécdotas separadas de la persona que lo dijo y desubicadamente pienso que puedo contar cualquiera de estas cosas si el contexto es el correcto. El contexto nunca es correcto para contar la confesión de otra persona, tampoco te tienen que estar aclarando todo el tiempo "no se lo cuentes a nadie". Generalmente surgen problemas a raíz de esto porque cada uno tiene su sentido de la privacidad en distina medida que el otro.

Entonces (ahora sí) estoy tratando de mejorar en este aspecto. A nadie le gusta ser el amigo al que nadie le cuenta nada porque es un peligro. Así que lentamente voy cazando qué estaría bien divulgar y qué no. No es que haya necesidad de divulgar nada, pero a veces la conversación es tan buena que merece ser reconocida. Aclaro que no tengo conversaciones muy intelectuales, lo cual es peor, porque las intelectuales nunca las cuento.

Me espera un futuro lleno de situaciones en la que amigos míos y yo sepamos cosas que no sabemos que el otro sabe. Antes me molestaba mucho esa idea, pero si me consigo un psicólogo me chupa un huevo.